Es una condición en la cual los tejidos presentan una respuesta disminuida para disponer de la glucosa circulante ante la acción de la insulina; en especial el hígado, el músculo esquelético, el tejido adiposo y el cerebro. Esta alteración en conjunto con la deficiencia de producción de insulina por el páncreas puede conducir después de algún tiempo al desarrollo de una diabetes mellitus tipo 2.
El factor genético es primordial, factores adquiridos, son de riesgo que pueden predisponer a un individuo a desarrollar esta patología.
El principal condicionante es el incremento de la ingestión de carbohidratos refinados y de grasas insaturadas de origen vegetal, la reducción de la actividad física y el estrés crónico.
Factores de riesgo: sobrepeso, mujeres con más de 90 cm de cintura al nivel del ombligo, hombres con más de 100 cm, familiares directos con diabetes tipo 2, sindrome de ovario poliquístico, mayor de 45 años, presión arterial mayor de 140/90 mmHg, colesterol HDL menor de 35 mg/dl, trigliceridos mayor de 250 mg/dl.
El factor genético es primordial, factores adquiridos, son de riesgo que pueden predisponer a un individuo a desarrollar esta patología.
El principal condicionante es el incremento de la ingestión de carbohidratos refinados y de grasas insaturadas de origen vegetal, la reducción de la actividad física y el estrés crónico.
Factores de riesgo: sobrepeso, mujeres con más de 90 cm de cintura al nivel del ombligo, hombres con más de 100 cm, familiares directos con diabetes tipo 2, sindrome de ovario poliquístico, mayor de 45 años, presión arterial mayor de 140/90 mmHg, colesterol HDL menor de 35 mg/dl, trigliceridos mayor de 250 mg/dl.
Aumenta la lipolisis de los adipocitos y la circulación de ácidos grasos libres, disminuyendo el almacenamiento de glucógeno hepático, lo cual promueve la gluconeogénesis. Induce un aumento de secreción de insulina, lo cual aumenta la lipogénesis de novo por parte del hígado; se acumula grasa en el hígado y aumenta la cantidad de lipoproteínas de baja densidad circulante. Aumenta la grasa en el tejido adiposo periférico, cuya capacidad de almacenaje está disminuída. La lipotoxicidad altera la señalización de la insulina induce daño oxidativo promueve inflamación y fibrosis, lo cual afecta el funcionamiento del hígado desde una simple estenosis hepática hasta una fibrosis o carcinoma.
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